todo por dianavision

Aquí es donde comparto mis comentarios de cine, cortos y algunos poemas. Bienvenidos

sábado, 22 de marzo de 2008




Descofigurada

Hanid era una niña muy feliz que vivía en las playas de la luna, su cabello morado peinado con rastas estaba quemado por la sal del mar. Se arrojaba sobre la arena para caer sobre esa granulosidad blanca poco densa de la luna y dejarse azotar por el vaivén de olas que fluían como el mercurio, desprendiendo gotas que se quedaban suspendidas en el espacio.
Hanid vivía sin una sola preocupación en el viejo mundo de los Arcontes, seres albinos, con facciones de lechuza, grandes y toscas alas, sus cuerpos eran lampiños, solamente los de sexo femenino poseían una vellosidad transparente en la cabeza. En cierto modo, eran hermosos. Pero Hanid no tenía alas, ni su cabello era fino y blanco, no sabía usar el arco y sólo estaba ahí como escupida por el destino, como venida desde el espacio de un lugar desconocido, relámete eso no era importante puesto que en este lugar todos venían de la misma idea, no tenían padres, aparecían sin saber como ni cuando y todos eran bien venidos.
Pasaba los días explorando lugares interesantes y complejos, inventando palabras, escondiéndose en los agujeros entre las raíces de los anchos arboles de la luna, colocaba su iodo en la corteza e imaginaba la respiración honda que debían tener los verdes árboles de la tierra, también recogía basurita espacial de las orillas del mar. Hanid enloquecía con el color del material radioactivo.
Todos los Arcontes apreciaban a Hanid y la cuidaban con esmero, pero un día el ser desconocido que ideaba su mundo despertó con resaca y todo el universo se fugó por un agujero. La luna era desconfigurada. Desesperado, el más anciano de los arcontes ató a Hanid a una flecha y la disparó hacia otro mundo lejano y en ese momento se hizo el silencio.
Y la luna se partió es dos, todos huían con el cerebro explotando, Hanid se miró flotando vagamente sobre la vida, se puso de pie caminando hacia la tierra y miró su cuerpo en el espejo del agua de un charco, hacia años que había llegado a este otro mundo extraño y bello atascado de gente nefasta, esa mañana se borró de sus ojos el último rastro de Hanid.

Kanid aguardaba en una larga cola que llevaba hasta el cementerio, millones de personas esperaban, pero nadie sabía qué, se veían hasta los confines más remotos, confundidos pero sin hacer preguntas. Kanid ahora tenía los ojos color sepia, tal vez por eso todo lo visible entraba en ese tono, la gente se pudría en vida y tenían las manos llenas de tierra y llagas, el cabello de Kanid ya era un estropajo negro del que brotaban gusanos, los dientes estaban grises de sangre, alguien le había roto la boca por andar siempre en la luna, se preguntaba que habría pasado con su antiguo cuerpo, que ahora tenía estos colores, estos olores fétidos, este grosor desconocido.

Hace calor pero huele a lluvia, hay un trueno que no termina de caer. Y Kanid decide darse un baño en la fuente de la ciudad, a vagado desnuda por ahí y ahora quiere acicalarse un poco, los niños la persiguen, son hijos de los que esperan, ella los asusta con un gruñido y ellos se esconden, Kanid entra en la fuente, pero en esta hay un cable suelto, Kanit intuye que el rayo terminó de caer en su cuerpo. Después de todo este mundo no era su hogar.

jueves, 6 de marzo de 2008

ranita espacial




Este cortometraje es un ejercicio de un amiguillo que vive en Madrid