todo por dianavision

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lunes, 23 de abril de 2007

Regarder la mer



La soledad, ese lugar donde usualmente nos hacemos vulnerables ó peligrosos.

En la película escrita y dirigida por François Ozon, sólo hay un silencio sospechoso como pista de lo que ocurrirá con ésta soledad, sin saltos en el tiempo, ni demasiadas reflexiones, empezamos a ser sumergidos en una extraña paz ilusoria.

En mirando el mar tenemos dos personajes aislados casi fugitivos, que se encuentran gracias a la natural atracción entre los opuestos, entre el altruista y el necesitado, entre la victima y el victimario, entre ell poderoso y el desposeído etc. Hablo del tipo de paradoja que ocurre cuando hay una relación peligrosa buscada por el mismo personaje en paligro, esto me recuerda a la obra de teatro escrita por Oscar Liera llamada “Dulces compañías” donde se plantea esta situación de soledad en la que el personaje (ya vulnerabilisado por esta necesidad de un acompañante) se exponga a ello conciente del riesco pero con cierto con cierto tipo de placer.

Sasha Hails (Sasha) mira el mar junto a su bebé y aunque su marido esta próximo a volver, ella esta sola, entre la paz y el vacío que produce una vida estable, entonces acepta dar alojamiento a una desconocida, Marina de Van (Tatiana), en su casa más que por un gesto altruista, por una suerte de seducción.

Pero quién es esta mujer (Tatiana) pálida y dura con el rostro enmarcado de negro… por cierto que la fotografía esta hecha por Yorick Le Saux, en una parte de la película como ya mencioné, la cámara es hostigantemente cerrada, intimista (en cuanto a close up), y el rostro de la asesina pareciera flotar en un fondo negro. De dónde salió esta mujer igualmente sola, que representa la contra parte: la vida en movimiento, sin establecerse en ningún sitio tal vez huyendo, buscando quien sabe qué, no es lo que importa, lo importante aquí es el choque, el encuentro de la sensualidad a través de lo que más se odia y en el fondo también se desea. En esta película el final no podía haber sido distinto, era una consigna, veanla.

diana juarrod

Producción: Fidélité Productions, Local Films, Olivier Delbosc, Nicolas Brévière, Marc Missonnier; Francia, 1997

Dirección: François Ozon

Guión: François Ozon

Fotografía en color: Yorick Le Saux

Música: Eric Neveux

Edición: Jeanne Moutard

Duración: 67 minutos