todo por dianavision

Aquí es donde comparto mis comentarios de cine, cortos y algunos poemas. Bienvenidos

sábado, 26 de enero de 2008

Para leer el café


Si me pidieras que hablara de mí, seguro me saldría la ciudad donde vivo, que no es la misma ciudad donde nací. Para hablar de ella pensaría en una taza de café vacía con el fondo plagado de caminos estrechos donde algunos pueden hasta leer la suerte. Pensaría en un lavamanos sucio por donde el agua no escurre y las casas se quedan con forma de rastrillo o jeringa usada. Empezaría con la ciudad pero hablaría de mí. Donde vivo es la típica ciudad con espuma de sal en las paredes y donde hace un calor que debió hervirnos la vejez; es por eso que hay tantos abuelos con zapatos rojos y casi ningún lugar para pasar los días de corazón desocupado.
Si me pidieras hablar de ti tendría por fuerza que decir algo mío, por ejemplo, me gustaría contarte esta historia en 35 mm pero no hay presupuesto, te quiero confesar que tengo calles y noches que son el verdadero día, que también la vejez se me pega y de pronto en mis pies algo rojo, también la espuma y el rastrillo, también adivino el vacío en la tasa, también tantito se desocupa el día y mi corazón se une a la espera.
Si Tu (lector), ciudad y yo, somos la misma cosa, entonces por qué parece que todos los que aquí viven están de paso, como si en el fondo adivinaran la desaparición de esta ciudad, como quien tiene la taza con asiento de café antes mencionada y supiera que esta apunto de ser lavada, borrando así todos los caminos, llevándose a la gente brillante a otras ciudades donde si aprecian a los malabaristas de todo tipo. Nosotros también tendríamos que partir en la búsqueda de cosas elementales como trabajo y diversión. Suena como si fuera una sentencia legendaria: “lector, ciudad y yo seremos como jóvenes envejecidos, y nuestras vidas serán efímeras, durarán lo que dure el oro negro”.
El arte es buen negocio aunque no parezca, el turismo, la cultura, la educación son el encanto de una ciudad, el encanto de una ciudad es lo único que la mantiene viva, en la búsqueda de ese encanto, encontré amigos con los que recorro como espíritu chocarrero las calles del centro y en uno de estos viajes aterrizamos en un paradero pequeño y frágil, un agujerito, o como algunos suelen llamarlo, el “Refugio de la luna” café.
“Mala sangre” fue la película que vimos bajo las estrellas en la terraza del Refugio de la luna, los aviones pasaban y el sereno nos mojaba los pulmones, es tan sencillo, los jóvenes somos como los hongos, sólo necesitamos espacios. Es deprimente que el mismo refugio lleve por nombre refugio, como si fuera un refugio anti bombas o algo así. Son las 3:40 am, Verónica se fue después de traernos la peli de Crazy love, estoy sin sueño, comiendo una milanesa asada.