todo por dianavision

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miércoles, 7 de noviembre de 2007

Las bondades del hundimiento


Bienvenido Martinez era un hombrecillo demencial solía emborracharse durante meses, dormir en la banqueta que mejor le acomodara y pasar el día como flotando en una pequeña balsa o semejando una especie de piojo atrapado en una gota de sudor.

Esa mañana despertó como a eso de las 8 de la noche, con el sonido de helicópteros y ambulancias, se dio cuenta que no estaba en en la calle si no que estaba en su pequeño cuarto, en el vecindario al que no había vuelto desde hacia dos meses, una patruya voceaba que se evacuaran sus hogares, por que el río se iba a desbordar, de todas maneras pensaba salir a buscar comida o licor o algo para desaburrise pero al salir ya habían cortado la luz de la colonia y desde un extremo del rìo a oscuras se escuchaban los gritos de las personas invocando a sus familiares, que estaban atrapados en el otro extremo, Bienvenido se quedó parado mientras el agua entraba a las casas, estaba asustado , quería ayudar sin embargo pronto se dio cuenta que no teía nada que rescatar, lo màs cercano que encontró fue un gato que venía huyendo.

De inmediato toda la zona estaba por lo menos a dos metros, por primera ves en la vida sintió deseos de refugiarse, el no tener donde dormir nunca había sido un problema, pero ahora estaba mojado de agua apestosa, con hambre y una depresión insospechada, de inmediato se instalo en un albergue mormòn, alfin durmió en una colchoneta, tenía rato de no hablar lucidamente con alguien y en aquel lugar hizo nuevos amigos, familias en un nuevo estado de indigencia, le fue obsequiada ropa nueva , todos atribuían su mal aspecto y olor, a la devastación- consiguió una despensa, para la cual se formó durante dos horas pero que sin embargo valió la pena pues comió mejor que los últimos quince días. Por motivo de la contingencia el gobierno decretó ley seca así que no encontró licor ni drogas por más que las buscó en clandestinos, sus dyler`s también estaban en el agua además no tenía nada de dinero y hasta la cocacola escaseaba, o se vendía en altos precios.

Durante días no hubo trasporte público, así iba caminando a todos lados, y tomaba mucho agua, después un soldado lo captó para mover despensas, ahora se nalgueaba con el gobernador, (tan mal que le caía) y eso si que fue sorprendente ¡Bienvenido estaba trabajando!, y sus brazazos recuperaron la fuerza juvenil de antaño, con la asistencia medica logró curar los hongos que tenía en las uñas y esa tos crónica producida por su arraigado tabaquismo, ayudó a rescatar las cosas de sus nuevos amigos y por estar en contacto con el agua estancada y con animales muertos, adoptó la costumbre de bañarse dos veces al día y usas tantos antisépticos que hasta e pie de atleta se despidió para siempre de sus íngles.

Como nadie tenía nada sintió que sus vecinos lo comenzaron a tratar como a un igual , en realidad ninguno lo conocía y en tres semanas de DNIII estaba tan repuesto y sano que hasta una enfermera naval se enamorò de èl.

Al regularisarse la la vida de la ciudad, después de que bajó el agua y los muertesillos fueron recogidos en secreto por los militares, al terminar los ciudadanos de lavar sus casas Bienvenido Martínez fue indemnizado por los daños a su hogar que fue “tres veces saqueado por ladrones arribistas” epoca en la cual se conviretiò en casi un heroe al defender a una vecina de ser ultrajada por un cocodrilo y rescatar a un perro enfermo del techo de una casa.